El otro día tuve la suerte de escuchar en directo a Josh Clark (@globalmoxie) y Karen McGrane (@karenmcgrane) en un evento organizado por IxDA Barcelona. Asistir a este tipo de charlas en un pub, con notoria abundancia de cerveza, siempre te hace un poco menos receptivo al segundo ponente, Karen en este caso, pero aún recuerdo con claridad el título de su presentación: «Adapting Ourselves to Adaptive Content».
Karen habló de un tema que ya casi suena a rancio: contenidos y presentación deben diseñarse por separado. Hizo especial hincapié en saber trocear la información, habilidad a medio camino entre la arquitectura y el diseño de bases de datos, y en su importancia para poder enfrentarse a distintas interfaces, actuales y futuras.
Tiene sentido hablar de nuevo de este asunto no simplemente porque aún no lo hayamos entendido, sino por el boom multi-dispositivo que estamos experimentando en los últimos años. Móviles y tabletas están dejando en evidencia a más de uno, especialmente en el mundo editorial, y si sigue la penetración de las Smart TV vamos a ver suicidios colectivos.
Karen expuso un ejemplo interesante: el de una revista americana de televisión que hace más de 20 años tuvo la visión, o estupidez, de empezar a escribir tres descripciones de distintas longitudes para cada programa en emisión. Estas descripciones, inútiles en su momento, han acabado siendo utilizadas en distintos dispositivos modernos, desde móviles a Smart TVs, pudiendo así adaptar el contenido a cada interfaz particular.