Cuando hablamos de memoria es normal que pensemos en el pasado: en lo que hicimos, en lo que vimos, en lo que de algún modo almacenamos. Este tipo de memoria, retrospectiva, utiliza disparadores externos para traer a nuestra conciencia cierta información cuando la necesitamos; pero hay otro tipo de memoria menos conocida que no se refiere al pasado: la memoria prospectiva.
La memoria prospectiva es la que nos permite recordar acciones que queremos realizar en el futuro y, por lo que dicen quienes saben de ésto, tiene un funcionamiento muy distinto a la retrospectiva. De hecho, los que sabemos poco del tema también podemos atrevernos a decir cómo funciona: mal.
Y es que, ¿qué sentido tiene acordarnos de que tenemos que comprar el pan cuando estamos aún en casa? ¿No sería mejor acordarnos al pasar cerca de la panadería? O ¿por qué nos viene a la cabeza la reunión de las 9:00 cuando son las 21:00 del día anterior? La sensación, al menos, es que nuestra memoria prospectiva no tiene muy claro cómo va el tema de los disparadores de su hermana retrospectiva: en lugar de traer la información a nuestra conciencia en el contexto adecuado, decide traerla de vez en cuando, como quien va probando, a ver si acierta por chiripa y resulta útil.
El problema de esto es que si nuestra memoria prospectiva tiene mucha actividad, puede afectar gravemente a nuestra capacidad de concentración e incluso invitar a casa a nuestro amiguito contemporáneo: el estrés. Leed a David Allen si queréis erradicar este problema de vuestra vida, pero permitidme avanzar un consejo para quienes nos dedicamos a esto de las interfaces: llevad siempre con vosotros una libretita. Y no, no es necesario que sea una Moleskine, puede ser del «todo a 100», pero no dudéis ni un segundo en bocetear ahí cualquier pedazo de interfaz que se os pase por la cabeza cuando volvéis del trabajo. No lo hagáis por vosotros, hacedlo por vuestra memoria prospectiva, que al ver que habéis dibujado ya esa interfaz, se quedará tranquila y se olvidará de joderos toda la cena insistiendo en lo importante que es que mañana, a eso de las 9, os acordéis de vuestra idea.