Tengo un lector menos. Una persona por quien tenía aprecio y que leía esporádicamente estas notas semanales nos ha dejado. Era alguien absolutamente ajeno al mundo del diseño, de la usabilidad, de la experiencia de usuario o de cómo queráis clasificar estas líneas, pero cuando le caía en las manos uno de estos apuntes de pocos párrafos lo leía con atención y curiosidad.
Un día, en una conversación, elogió uno de estos artículos. Que alguien que acostumbra a ser desvergonzadamente sincero alabe algo que has escrito siempre es agradable. Es una sensación que muchas veces no tenemos en nuestro día a día, cuando trabajamos absolutamente desconectados de las personas que hay al final del hilo que tejemos.
Mirad a vuestro alrededor: levantamos paredes sin conocer quién vivirá detrás de ellas, cultivamos alimentos sin preocuparnos por quién va a consumirlos, diseñamos objetos sin ver nunca a nadie usarlos… Puede ser práctico, puede ser económico, pero es un poco triste. Es triste olvidar que todo aquello que hacemos tiene un destinatario. Sea gente cercana o lejana. Presente o futura. Viva o muerta. Siempre hay alguien.
Imagino que estas líneas también tienen un destinatario. Y probablemente soy yo mismo; que sumido por la impotencia de ver que nada puedes hacer cuando alguien te deja, escribir esto es todo lo que queda en mis manos.