La localidad temporal es un fenómeno sistémico que no necesita presentación para quien conozca el concepto de “cache”. Para los demás, decir simplemente que es una forma de predecir el comportamiento de ciertos sistemas, concretamente el hecho que cuando se hace referencia a un recurso es probable que ese mismo recurso sea referenciado en un futuro.
Internet es un sistema en que este fenómeno es observable. Si accedes a una página de un sitio web es presumible que en un futuro próximo accedas a ella de nuevo. De hecho es muy probable que entre dos visitas a una misma página sólo hayas visto otra distinta; vamos, que estás en A, vas a B y vuelves a A. Y digo volver, como si A estuviera antes que B, pero no: A y B comparten la red de redes y ninguna está antes que la otra, pero para tu histórico personal de visitas A es anterior.
Así que visto esto, la gente del National Center for Supercomputing Applications de Illinois decide en 1993 que a su primer navegador gráfico le falta un botón importante. Uno con una flecha hacia la izquierda con el tooltip “Back”. Y de esta guisa nace el botón “atrás”.
Lo curioso es que ahora, 20 años más tarde, aún nadie entiende cómo funciona. Y lo cachondo es que importa tres cojones. Ya lo estudiaron Saul Greenberg y Andy Cockburn en 1999: dile a alguien que busque algo en un buscador y pulse en el primer resultado, después que vaya atrás y haga clic en el segundo resultado. ¿Si ahora pulsas “atrás” dos veces qué página sale? Venga. Rápido. Ok, sí, tú lo has respondido bien… pero muchos usuarios van a creer que vuelves al primer resultado; y no: el botón atrás no es un simple histórico de visitas, sino un sistema tipo pila donde hemos eliminado ya el primer resultado de ella. La cuestión es que para la mayoría de situaciones el modelo mental que se hace la gente del botón “atrás” es suficiente. Podríamos hacer una analogía con la geometría euclidiana: no importa que sea falsa o incorrecta o incompleta ya que se trata de una buena aproximación a nuestra realidad más inmediata.